viernes, 29 de noviembre de 2013

La venida del Hijo del Hombre

“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”
(Mt 24,37-44)

     En la liturgia del primer domingo de Adviento, la Iglesia nos pone delante una parte del discurso de Jesús sobre el fin del mundo. Adviento significa Venida. Es el tiempo de la preparación para la venida del Hijo del Hombre en nuestra vida. Jesús nos invita a estar vigilantes. Nos pide estar en vela, atentos, despiertos. El Señor está en camino. Y nosotros, impacientes por su venida, nos ponemos también en camino para salir a su encuentro. 

“Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre”

     Jesús compara la venida del Hijo del Hombre a los días del Diluvio. En los días de Noé, la mayoría de las personas vivían sin preocupaciones, sin darse cuenta que se acercaba la hora de Dios. En esta comparación Jesús nos invita a estar atentos, en vigilia. Nos propone elegir un camino diferente. 


"Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán.”

     Jesús nos invita a vivir conforme a él, a la iglesia, es busca de la salvación. Sólo quien entregue su vida a Cristo podrá verlo cara a cara.
 

"Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.”

     El tiempo de Dios no se mide con nuestro reloj o calendario. El tiempo de Dios es independiente de nuestro tiempo, de ahí a que debamos estar preparados para el momento en el que la hora de Dios se hace presente en nuestro tiempo. Es por ello que debemos vivir en vela, entregar toda nuestra vida y no una parte, un momento, estar en vela significa vivir a Jesús, todo el día, todos los días. Dios está ya presente entre nosotros y es posible vivir en comunión con Él. Pero seguimos experimentando las limitaciones de la vida misma. Por eso, no vivimos todavía en la plenitud a la que aspira nuestro corazón. Jesús en el inicio de este tiempo de adviento nos invita a estar preparados, a que dispongamos nuestros corazones y nos dejemos enamorar por la locura de su amor.